Minutos en silencio

lunes, 10 de febrero de 2014

El reflejo del mundo desde mi ventana

Había sencillez en sus pupilas,
casi tanto como cuando desde dentro,
todo se acalla al goteo,
cuando nos intenta hablar la lluvia.
¿Qué dice?, quizás que la soledad tirita,
esperando ese verano imperfecto
en el que olvide tu cuerpo,
y vuelva a sus brazos limpiándome las lagrimas.


Desde aquí se ve el cielo, cerrándose avergonzado cada tarde,
¿Qué será lo que vió en nuestra ventana?
Después la Luna se viste con su traje de gala,
embaucando al gato que se tambalea por la calle.
Él no siente el amor que en mí arde,
o que ardió. Debería gritarla con ganas
como si ella quisiera escuchar sus palabras,
pero no hay sonrisa para el felino cobarde.


La noción que aquí tenemos del tiempo,
no será la misma para el que sueña tras las rejas,
pues aunque el necio cierre las orejas
las palabras hieren y no se purifican con fuego lento.
Qué sabemos nosotros de libertad sin alzar el vuelo,
porque nos comparamos con esas frases envueltas,
en una realidad que nunca será la nuestra,
pues las palabras, por desgracia, se las lleva el hielo.


Aun así aquí sigo,
observando todo con cierta calma,
con la que debía haber sido mi dama,
pero de la que ya solo queda un leve silbido.
Así que dinos, duda, cuál es el camino,
déjame que busque mas allá de su alma
que encuentre la llave que abre la caja,
y nuestra propia Pandora, será lo que nos haga estar vivos.




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