Oportunistas
buscando el perdón del recuerdo,
pero...
¿Es capaz de perdonar la mente?,
aquello
que se pega al alma fuerte,
y
que cuando te das cuenta, pasa a ser más que un verbo.
En
qué momento abandonamos la cordura para perdernos,
como
si de un pájaro semi-libre fuese,
y
estuviera en sus alas ver más allá del árbol que le protege,
o
eso cree él, sin saber que su llave es el cielo.
Y
el ego, perspicaz de las recaídas de su dueño,
hace
sentirse al hombre poderoso ante su gente,
incluso
creyendo poder vivir en soledad permanente,
pero
el corazón necesita amor tanto como sueños.
Pues, al
fin y al cabo, somos seres de sueños nuevos,
que
abandonamos por no ser conscientes,
de
que nuestra luz es superior de lo que ésta carece,
y
de que más que cabeza, hay que echarle huevos.
Lucho, y sigo, creyendo estar vivo,
y
puede que lo este después de todo,
pero mientras siga oyendo el latido,
sé que
esa ventaja que cree tener la muerte,
no
será nada, pues el eco, irá a su ritmo.
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